miércoles, 17 de marzo de 2010

Volver a casa...

Hogar, casa. Es una de mis preguntas consentidas. Últimamente parece desplazarse hacia el jardín: parece que mi proyecto de tesis versará sobre la relación entre el jardín y la ciudad (en especial en cuanto a la diferente experiencia del tiempo que se tiene en un y otro, pero que al final forman una unidad). Para ponerlo más corectamente: ¿Cómo pensar la 'jardineidad' en la 'ciudeidad'? (perdón por los barbarismos neologistas). El jardín, que según mis tempranas lecturas parece recordarnos el impulso al 'cuidado' propio de la condición humana. En fin, que quizá casa es donde podemos encontrar nuestro jardín.


Todo esto viene a cuento, no sólo por las coincidencias, sino por un pequeño viaje que hice ayer a Birmingham (el segundo en 'mi vida', después de uno primero con Carla hace poco... aunque ayer que la caminaba, sentía una curiosa conexión -como si mi vida ya se hubiese jugado en esas geografías-). El motivo fue ir a conocer a la gente de "STAN's CAFE", la compañía de teatro con la cuál haré una estancia en mayo y junio. La reunión fue un éxito: voy a apoyar en un complicado proyecto interactivo llamado "Tunning out With Radio Z" en el cual están trabajando, y en junio, para la entrada del verano, justo en el día más largo, voy a ayudar a coordinar una puesta "one-of" de "Sueño de una Noche de verano". La maravilla es que se invitará al público a pasar la noche en el viejo bodegón de industria acerera en el cual Stan's Cafe tiene su base, y mientras la gente está ahí, duerme, hace lo que sea para pasar la noche, en un periodo largo de duración, se dará la historia del "Sueño..." entre la gente: "Mid-Summer Night Dreaming". Me emociona, sobre todo porque parece coincidir con mi interés por la actividad-pasiva, por la duración, por los periodos largos que en palabras de mi nuevo jefe James (el nombre de mi abuelo... y el mio, por cierto) que invitan a sentarse a ver el mundo, en vez de a conectarse y subirse a él. "Tunning out instead of tuning in".


Pero no solo fue eso:
Caminando por las calles de Birmingham, por el centro, por el Jewelery Quarter, sentía que la ciudad me habla. Esta ciudad que parece pasar por un sismo tras otro y como fenix, parece consumirse a sí misma para reencontrarse entre las cenizas. La ciudad se mueve. Polo industrial que se reinventa. No se si es bonita. Pero a mi me gusta. Quizá es parte de una geografía emocional en algún punto entre León y Monterrey. Pero con una visión propia. Me veo en diálogo con la ciudad, con todos los niveles y capas que la geografía de cerritos, los diferentes periodos arquitectónicos, y el destruirse y construirse de esta ciudad post-hiper-industrial encierran. Me gusta verla, mi cuerpo se desplaza, y mi pensamiento me-rodea.

Pero además, hay otra conexión. Mi mamá vivió aquí. Poco o mucho pero aquí estuvo. Es su ciudad. Una de sus ciudades, en el camino que la llevo entre otras cosas al encuentro conmigo. ¿Por qué decidió venir aquí? -me preguntaba ayer. Ciertamente algo me recuerda a Bristol, si bien son muy diferentes. Veo lo interesante de la mezcla en la calle. Una mezcla muy diferente a la que se siente en otros lugares del reino unido. Más mezcla, si me explico. Caminando por la ciudad, tomando sus buses, llegué hasta la que fue su Universidad. Que lugar más encantador. Nunca me había sentido tan así. Se siente que la universidad echa los pies en la ciudad y se entiende en relación con ella, y a través de ella con el mundo. Pertenece al lugar. El campus es hermoso. Tiene una intención hacia adelante, pero con una cierta tranquilidad que se le respira. Esta hubiera sido mi universidad ideal, me parece. Y aunque posiblemente esté romtizando la situación, hubo algo curioso: entrando al campus me reencontré con gente del CICD "College for International Cooperation and Development", parte de una red de organizaciones con las que hace 6 años consideré irme al Árica por un tiempo.  Me recordó mi apertura, mi salida al mundo. Mi rito de iniciación que fue tan bien, y que luego no supe cuidar de lo mejor.
Soñé con volver a proyectarme al mundo. Eligiendo mi jardín, y bailando en este teatro bien plantado sobre mi ombligo. Me recordó que me tengo a mi. Y que hoy entre tanta bendición e incertidumbre, me tengo a mi, y me sigo teniendo a mi. Ya lo demás se verá: es cosa de decidir cómo y dónde quiero estar. Ante el loco frenecí del mundo, me parece que opto por la duración. Ya veremos.

En fin, en poco iré a donde mi red de afectos se concentra al máximo vía Amsterdam. Hoy voy a ver a algunos quereres que dejé en esa ciudad con forma de herradura. Y en 2 semanas, me voy a México. Que mi sendero, que mi andar, sea el del camino de la belleza.

2 comentarios:

  1. Que así sea, Diego! Un placer caminar contigo Birmingham y tus recuerdos -o posibles recuerdos!

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  2. ¡¡QUE GUSTAZO, NO ?? !!
    AQUÍ TE ESPERO, PARA CELEBRAR TU
    LLEGADA Y MI MUY PRÓXIMO, CUMPLEAÑOS.
    CON UN TEQUILAZO. VALE ???
    BUEN VIAJE Y QUE LLEGUES CON BIEN.
    EJ.

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