martes, 23 de marzo de 2010

Unexpected love

Me vine a Amsterdam. Lindamente, la ciudad me recibió de brazos abiertos. Ni siquiera tuve que pagar mi boleto de tren del aeropuerto a la ciduad gracias a que alguien me regaló un boleto. Esa pequeña situación ha marcado la tónica del viaje. Llegué a Amsterdam para encontrarme con una red de afectos que no sabía estaba ahí. Red de afectos de la que, si no soy parte, al menos soy un cruce. Ha sido muy lindo saber que hay ucha gente que quiere verme. Mucha gente que me ha encontrado, y con la cual he tenido buenas pláticas. Gente que me ha hecho sentir en casa -at ease, that is.
Mis días en Amsterdam están llegando a su final en este viaje. Yo, en medio del camino, no puedo sino sentirme agradecido. En momentos de incertidumbre y preocupación, este pequeño respiro a la orilla de los canales, me ha ayudado ha recordar que suceda lo que suceda ahí estoy yo. Y que alrededor mio está toda esta red de afectos.
Eso es motivo para la alegría. Y para mi, recordatorio de que hay otras formas de vivir la vida.
Gracias a todos.

D.

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